De raíces humildes a Harvard: La reflexión de Edwin en 2021
- ACCESS U
- 10 jun
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 26 jun

Mi nombre es Edwin Dominguez y tengo 18 años. Vivo en Riverside, California con mis padres y tres hermanos. ¡VOY A SER EL PRIMERO EN MI FAMILIA EN IR A LA UNIVERSIDAD Y NO A CUALQUIERA, VOY A HARVARD!
Mis padres emigraron de México a los Estados Unidos cuando eran jóvenes. Mi papá nunca entró a high school y al llegar a los Estados Unidos, empezó a trabajar. Ahora trabaja como conductor de grúas para recoger carros chatarra. Mi mamá entró a high school, pero nunca terminó. Ahora mi mamá a veces va ayudar a mi papá a trabajar. Antes mi mamá trabajaba en una estación de gasolina, pero sufrió de una enfermedad de estrés que puede ser fatal y desde entonces ayuda a mi papá.
De niño y por casi toda mi vida, viví con mis primos por casi toda mi vida. No fue hasta los 10 años, que mi familia y yo nos fuimos a vivir a un apartamento. Mis primos mayores siempre hablaban de ir a la universidad, y yo siempre tuve en la mente que no iba a estudiar a una, si no era Harvard. Le eché muchas ganas a la escuela porque se me daban las matemáticas y el aprendizaje en general. Y al mismo tiempo, jugaba al fútbol en las ligas locales de mi ciudad.
A los 10 años, mi papá conoció a un señor que me ofreció la oportunidad de ir a jugar a un club local, el Corinthians SC. El señor le contó a mi papá de todas las cosas buenas del club y que estaban en primer lugar de su Liga, la Coast Soccer League de Cal South. Me emocioné mucho por poder ser parte del proyecto, donde sorprendentemente jugué de portero en aquella temporada. En esa época me fue posible jugar para ese equipo y pagarlo, gracias al apoyo que recibí a través de recaudaciones de fondos.
Un año después un nuevo entrenador, Jeremy Healey, me dio la oportunidad de jugar en cancha y le metí muchas ganas para destacar. Mi coach conocía al señor Steven Hoffman que estaba encargado del ODP de Cal South y me consiguió una invitación a los open tryouts, los cuales costaban $100 a cada sesión. Recuerdo que me tuve que salir de la escuela temprano muchas veces, ya que el camino era de casi dos horas manejando. Para mi familia al momento era mucho dinero y sacrificio, pero afortunadamente la señora Kathy Hoffman me subsidió todos los costos para que yo pudiera seguir con el programa. De hecho recuerdo con cariño que nos regaló a mi familia y a mí unos suéteres y zapatos nuevos. ¡Fue una bendición!
Estuve en el programa de Cal South ODP por un año y ahí conocí a un jugador de F.C. Golden State de nombre Alejandro Araneda. Su papá le contó a mi papá que F.C. Golden State iba a jugar un torneo para poder jugar el VW Junior World Masters en París, Francia. Me invitó a ir a entrenar con el equipo, y el entrenador decidió tomarme en cuenta como parte del grupo para jugar el torneo. Ganamos el torneo y nos tocó ir a Francia a jugar el VW Junior World Masters, ¡fue una experiencia inolvidable! Después de eso vino la noticia de que F.C. Golden State iba a entrar a la Liga Development Academy de U.S. Soccer y pensé que esa era la última vez que iba a ser su jugador. Sin embargo y para mi sorpresa, el entrenador me ofreció un espacio para ser parte de la academia. A pesar de tener que manejar 45 minutos a la práctica durante 4 días a la semana, siempre me llenó de orgullo pertenecer a la academia.
He de decir que mientras estaba en el programa de Cal South ODP y con el F.C. Golden State, estuve tomando clases difíciles en la escuela. El pensamiento de ser jugador profesional nublaba mis metas universitarias, pero yo decidí seguir tomando las clases más complejas (los AP y honor classes) para tener siempre un reto, en lugar de pasar todo fácilmente. Fue duro tener buenas calificaciones y seguir mejorando en el fútbol, sufrí muchas noches sin dormir por tanta tarea que tuve, aunque siempre logré hacerla toda antes de la práctica. Siempre le puse muchas ganas a la escuela, para enorgullecer a mis padres y aprovechar las oportunidades que ellos no tuvieron.
En mi segunda temporada con F.C. Golden State se me rompió un ligamento en el tobillo durante un juego contra los San Jose Earthquakes. Los doctores me avisaron que me iban a tocar 6 meses sin jugar, pero yo nunca me rendí y esa no iba a ser la excepción. Así que cuidándome bien, con los esfuerzos de mis padres y entrenadores, regresé a la práctica 7 semanas después. A veces la vida te juega malas pasadas, y un año después, mi propio compañero me lesionaría el mismo tobillo; esto me llevó a pasar mucho tiempo sentado en la banca. Nuevamente insistí con las ganas y la actitud de no darme por vencido, y al final de la temporada mi entrenador me dio la oportunidad de jugar los dos últimos partidos del grupo de los DA Playoffs. ¡Qué fortuna tuve, porque fue ahí precisamente donde conocí a Beto Vega de Yours in Soccer Foundation! Ese día, no me olvidaré…recibí una invitación al programa de verano en San Diego, el cual trabajan en conjunto con ACCESS U Foundation.
En este programa conocí a Rafa Calderón, Juan Covarrubias, Gloria Vega y al staff en general. Ellos me abrieron los ojos, a: “El fútbol no es para siempre”. Entendí que tener una buena carrera asegurada, sería como una vida ideal. Entonces, con el apoyo de Rafa, Juan, Beto y Gloria (YSF & ACCESS U), empecé a conectarme con entrenadores de diferentes universidades. También me ayudaron a obtener y pagar el curso de Princeton SAT Review, para poder prepararme para tomar el SAT.
Pasó mucho tiempo y hablé con muchos entrenadores de diferentes universidades.. Desafortunadamente la pandemia parecía afectar de manera muy dura mi proceso de reclutamiento. Sin embargo, en agosto del 2020, Beto me puso en contacto con el nuevo entrenador de Harvard (Josh Shapiro) y empezamos a hablar. Si la universidad me aceptaba como estudiante, él me ofrecía un espacio en su programa de fútbol. Sin pensarlo dos veces metí mi aplicación, y entonces en diciembre sucedió el milagro: ¡ME HABÍAN ACEPTADO EN HARVARD! Inmediatamente después de enterarme, hablé con el entrenador y nos pusimos de acuerdo; el compromiso fue que yo iba a jugar fútbol para el equipo de Harvard University e iba a estudiar en la escuela también con la pasión y las ganas que me caracterizan. Hoy sigo jugando y entrenando, preparándome para la temporada de la universidad en otoño, sigo estudiando mucho para mantener mis buenas calificaciones e irme preparando para las clases de mayor complejidad en Harvard.
¡Mi familia y yo estamos eternamente agradecidos y muy emocionados por lo que viene!

Comentarios